RESTAURANTE MAREMONDO

Hoy nos toca comer en....RESTAURANTE MAREMONDO.  En plena playa del Sardinero, frente al casino y en uno de los enclaves más privilegiados de Santander. Habrán sabido aprovechar esta ventaja...?

 

Damos paso a uno de nuestros punishers más beligerantes, de quién no sabemos nada acerca de su pasado, pero a quien auguramos un prometedor futuro.  No sabemos de donde viene, pero si donde va. Algunos dicen que surgió de la nada una noche de tormenta. Otros que es un simple mortal. Y muchos cocineros tiemblan con tan solo oir su nombre. Solo sabemos que se hace llamar Amparo...

 

 
" Miércoles, 13 de diciembre de 2017
11 comensales se encaminaron en una nueva aventura, destino: Restaurante Maremondo, un local ubicado en el Sardinero, en  primera  línea  de playa, de lo mejorcito ( o eso creíamos).
Nos adentramos en el restaurante para disfrutar y degustar un menú del día (20€). Constaba de 3 primeros, 3 segundos y 2 postres a elegir.
En el interior del restaurante, pudimos observar un salón amplio, con unas vistas al mar muy bonitas y la sala estaba aclimatada, era perfecto!! Nos sentíamos como en casa, pero, ¿iba a ser toda la comida así de agradable?
Empezamos con los primeros:
Una periñaca de langostinos y pulpo, el plato con una decoración que ni Picasso en sus mejores tiempos y con más  adornos que un belén. El sabor del plato fue aceptable, como cuando comes en casa una comida cualquiera, nada destacable, similar a un salpicón de marisco.
La cantidad en el plato fue la misma que la que hay de gente  en un estadio de fútbol de segunda división, medio vacío, le podríamos preguntar a mi nieto de 3 años que contase cuántos langostinos había en el plato. Continuamos...
Una crema de alcachofa con huevo a 65° y salsa Thai, aquí no haremos ningún comentario al respecto, nos dio miedo pedir un plato con un nombre tan largo y no queríamos quedarnos con hambre. Patata con puerros y bacalao tampoco lo pidió nadie, se ha salvado este plato de la crítica, suertudos.
Continuamos con los segundos
Merluza en salsa, o mejor dicho salsa en merluza. En muchos sitios les encanta tapar los sabores del producto principal del plato para disimular el propio sabor de este, la razón por la cual lo hacen, suele ser porque no es del todo bueno, o bien querían jugar al despiste con un falso delantero, no se.
Seguimos con una carrillera con brócoli, aparentemente deliciosa, este cuadro no era de Picasso, sino de Goya, el cocinero es un auténtico pintor contemporáneo.
La pena de este plato es que la carrillera media unos 5 cm de largo y unos 4 cm de ancho, no sabia que habíamos pedido un menú infantil, la carne en boca se te hacía bola, lo cual nos llevó a preguntarnos si era congelada..
Terminamos con el postre:
Una mousse de hojaldre, de sabor aceptable, ni fu ni fa, la porción también era del menú infantil y debieron de confundirnos con los niños que estaban de comunión en el otro salón.
Una cosa más que añadir a toda esta aventura es que el camarero fue impecable, formal, amable y profesional, MUY profesional.
Se dice que un camarero tiene que ser casi invisible, sin que se haga notar y que interrumpa a la mesa lo menos posible. Pues éste debió de enterarse de que 2 foodpunishers venían a evaluarlo.
Tubo tanto miedo hacia nosotros que no fue capaz de servirnos una segunda copita de vino (incluido en el menú).
El camarero debería saber que un foodpunisher no se come a nadie, excepto si no le dan de comer como es debido. "
Saludos
Amparo