HOTEL POSADA CARLOS III (LA CAVADA)

Para ser justos, hemos de decir que es la segunda vez que comíamos en este restaurante, animados por lo bien que comimos la primera vez (fabes con langostinos y un estupendo lechazo). Como dice el refrán...."segundas partes nunca fueron buenas". Puede ser por el ánimo insaciable de ganar más dinero, o simplemente por falta de ganas, pero esta vez fue un tremendo fallo. En honor a la verdad, la comida no es mala del todo. Son los detalles lo que lo convirtieron en una experiencia nada recomendable.  

 

La salsa de los mejillones era sospechosamente igual a la del bacalao con tomate, tan igual que en ambas solo abrieron el envase de tomate frito y lo mezclaron con perejil seco, elaboración: cero. Eran mejillones y bacalao con salsa orlando (o en su caso hacendado). Y sinceramente por eso no pago más de lo que vale el envase de tomate.

 

La cantidad de las raciones era minúscula y el pan, descongelado.

 

Mención especial en todo este desatino, merece el aceite para aliñar la ensalada: en un precioso recipiente con denominación de origen virgen extra, arbequina, había un liquido transparente e insípido, que lejos de haber visto jamás una aceituna, parecía recién sacado de alguna churrería en quiebra....Sinceramente dudo mucho que tuviese tampoco algo de girasol. Más bien parecía algún tipo de brebaje derivado de algún sucedáneo del aceite de girasol. Esto, señores, se llama ENGAÑAR. Es ILEGAL y no se debe permitir. A partir de ahí, ya sobran las palabras.

 

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